Cuando la sequía y la consecuente inseguridad alimentaria afectó a Mauritania en 2011 y 2012, más de un millón de personas se quedaron sin el agua ni el alimento necesario para poder sobrevivir. Los niños se encontraban entre los más afectados, con más de 110.000 menores de cinco años sufriendo desnutrición aguda. Ante esta desesperada situación, la Sociedad Nacional de la Media Luna Roja Mauritana conjuntamente con la FICR y las comunidades afectadas pusieron en marcha un proyecto basado en el enfoque de la doble vía: afrontar el reto inmediato de alimentar a la población hambrienta y, al mismo tiempo, trabajar con las comunidades para reducir sus vulnerabilidades, capacitándolas para que puedan anticiparse y hacer frente, por sí mismas, a posibles sequías futuras sin comprometer sus perspectivas a largo plazo.” El enfoque de doble vía es una manera de combinar todas las fases de asistencia en un periodo de tiempo determinado. En una crisis hay una acción de emergencia que debe ser prestada de inmediato. Puedo dar ejemplos de niños con desnutrición que fueron alimentados enseguida. Pero, al mismo tiempo, realizamos actividades para prevenir que otros niños o sus familias acaben en esa misma situación”. Explica Denis Bariyanga, Gerente de Operaciones de la FICR. Los esfuerzos de la Cruz Roja y la Media Luna Roja se centraron en proporcionar alimentos, dinero por trabajo y la detección e identificación de niños que sufrían malnutrición. Se desarrollaron proyectos a largo plazo diseñados para garantizar su sostenibilidad. Se proporcionó orientación técnica a 28 cooperativas de mujeres, 18 recibieron semillas de hortalizas, 3 pozos fueron rehabilitados y equipados con paneles solares para hacer más fácil la recolección de agua, 283 familias cuyos niños padecían malnutrición severa recibieron cabras. “La inseguridad alimentaria es un problema permanente en la región. Por ello, tratamos de desarrollar soluciones a largo plazo que garanticen que si el año que viene regresa la crisis las comunidades sean capaces de hacerle frente”. Argumenta Denis Bariyanga.
El éxito depende de muchos factores pero el principal es involucrar a la comunidad desde el inicio. Con muchos hombres ausentes buscando trabajo, la Media Luna Roja Mauritana focalizó sus esfuerzos en las mujeres. Según Denis Bariyanga: “Las comunidades han sido formadas. Han participado desde el inicio del proyecto y saben lo que hacer aunque nosotros no estemos allí”.
Esta sostenibilidad a largo plazo la confirma Kate mint Baba ould Haiballa, quien supervisa el recién instalado sistema de energía solar para el pozo en la villa de Zemmou: “Nosotras seremos capaces de mantener el proyecto después de que la Media Luna Roja se haya ido. Cuatro de nosotras hemos sido formadas para operar, mantener y fijar los paneles solares. Hemos decidido que aquellos que usen los pozos contribuyan financieramente cada mes. Esto nos permitirá pagar las reparaciones”.
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