Yo sobreviví al Ébola.

En el mes de febrero de este año se detectaron los primeros casos de personas infectadas por el virus del Ébola en Guinea. Aunque este virulento virus, que no tiene cura, es endémico de otros países de África, ha sido la primera vez que aparecía un brote en este país.

La falta de conocimiento de la enfermedad por parte de la población, la similitud de sus síntomas con otras enfermedades habituales en la región, como el cólera, así como la facilidad de contagio por contacto del virus, favoreció, inicialmente, su propagación.

Según fuentes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde el inicio del brote se han contabilizado en Guinea 328 casos (193 confirmados y 135  en estudio) con 208 fallecimientos, siendo Guéckédou la región más afectada. Debido a los frecuentes viajes entre los habitantes de la región, el virus traspasó la frontera de Sierra Leona en el que se han detectado 79 casos (18 confirmados y 61 en estudio) de los cuales han fallecido 6. En la vecina Liberia se han dado 12 casos que siguen en estudio sin que haya confirmación. En el resto de países de la región se han adoptado medidas preventivas para evitar la propagación.

Desde el principio, los voluntarios y voluntarias de la Cruz Roja de Guinea se desplazaron a las zonas afectadas para informar a la población, realizar labores de desinfección y de apoyo al tratamiento de los afectados.

Siendo la prevención la mejor arma para luchar contra el virus, uno de los supervivientes de la enfermedad, Saa Sabas, se ha unido a un equipo de voluntarios en las labores de sensibilización. Se infectó del Ébola cuando cuidaba de su padre enfermo. El desconocimiento de las vías de contagio lo expuso a la enfermedad.

“Casi me muero”, dice con la voz entrecortada, “Tenía un dolor insoportable y una severa diarrea. A las pocas horas empecé a perder peso”. Fue trasladado urgentemente al Centro de tratamiento del Ébola en Guéckédou. El tratamiento de los síntomas junto con su espíritu luchador le permitieron vencer a la enfermedad, siendo uno de los primeros pacientes de Ébola en ser dados de alta limpio de la enfermedad del Centro.

Pero cuando volvió  a casa sufrió el otro efecto nocivo que provoca el Ébola: la estigmatización. La población, asustada por  los efectos de una enfermedad desconocida, rechaza a los enfermos que sobreviven creyendo que siguen siendo contagiosos.  “La gente me evitaba incluso cuando les enseñaba el certificado de alta médica. Pero, ahora, gracias a la sensibilización y la información que provee la Cruz Roja me han aceptado” explica Saa Sabas, a quien le han puesto el sobrenombre de “Anti-Ébola” en su comunidad.

Con los voluntarios y voluntarias de la Cruz Roja, Saa Sabas recorre las comunidades para sensibilizar a la población sobre cómo prevenir, disipar rumores y miedos y luchar contra el desconocimiento de la enfermedad.

“Yo soy uno de ellos y puedo hablar en un lenguaje que ellos entienden. ¿Quién sería mejor que yo para hablarles del Ébola?” comenta Saa Sabas, “El Ébola existe y continuará diezmando a miembros de mi comunidad si no actuamos urgentemente. Mucha gente ha muerto, por eso yo participo en las actividades de sensibilización. Animo a la gente a ir a los centros de aislamiento y tratamiento si experimentan los síntomas iniciales de la enfermedad, esto incrementa su posibilidad de curarse y sobrevivir”.

La FICR tiene en marcha operaciones de emergencia en los seis países de África Occidental (Guinea, Liberia, Costa de Marfil, Mali, Senegal y Sierra Leona) realizando acciones tanto en aquellos en los que se han detectado casos confirmados como los que están en riesgo de ser afectados. Esta operación tiene previsto llegar a 10 millones de personas.

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Más información en:

http://www.ifrc.org/en/news-and-media/news-stories/africa/guinea/i-had-ebola-and-survived–66019/

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